Ayer pedí al Presidente del Cabildo durante el Pleno Ordinario que ejerza el liderazgo que como gobierno de la Isla le corresponde. Que planifique y nos diga qué quiere hacer en la parcela del antiguo Estadio Insular, y si decide que es régimen de concesión, que convoque la licitación correspondiente y no espere a que presenten estudios de viabilidad que ya existen en el Cabildo, y, por supuesto, que no pague indemnización alguna por ningún estudio de viabilidad, que ni se ha presentado y que además ya tenemos en la casa. En definitiva, que defienda el interés general y no el particular.
Ya existen en el Cabildo de Gran Canaria diversos estudios de viabilidad para el proyecto en la parcela del Estadio Insular en distintas épocas y a distintas consultorías sobre esta parcela. No se entiende que habiéndose aprobado el Plan General de Ordenación de Las Palmas de Gran Canaria, habiéndose celebrado un concurso de ideas y existiendo ya estudios de viabilidad, el gobierno de la Isla tenga que esperar a que sean otros los que hagan la labor que ya está hecha.
La empresa privada ha presentado en registro un escrito en el que manifiesta su interés en esa parcela y solicita que le sea concedido contrato para la explotación comercial del antiguo Estadio Insular, mediante adjudicación directa, o bien mediante los procedimientos de la Ley de Contratos del Sector Público, sin que mencione ni presente estudio de viabilidad alguno, tal y como dice la Ley de Contratos.
La Ley de Contratos del Sector Público, en su artículo 128, en su apartado 1, establece que, con carácter previo a la decisión de construir y explotar en régimen de concesión una obra pública, la Administración concedente acordará la realización de un estudio de viabilidad, que deberá reunir una serie de requisitos, detallados en el articulo referido. Al tiempo que en su apartado 5 dispone que se admita la iniciativa privada en la presentación de estudios de viabilidad.
He de manifiestar nuestra sorpresa ante la respuesta del gobierno a la solicitud de la empresa privada en cuestión, que va muchísimo más allá de lo que plantea el escrito, y le dice con pelos y señales a la iniciativa privada qué es lo que tiene que hacer. Esto resulta insólito, por decir algún calificativo decoroso.