Si existe una institución cultural que manifieste con toda su plenitud y valor las vinculaciones históricas y culturales entre Canarias y América, ésa es la Casa de Colón. Ubicada en el corazón del barrio histórico de Vegueta, este centro museístico, de estudios e investigación, acaba de cumplir su 60 aniversario y además de ser un símbolo para todos los grancanarios y grancanarias, es también motivo de reflexión en cuanto a su evolución durante las seis décadas de existencia y a su proyección de futuro.
A nivel personal, la Casa de Colón, junto con el Museo Canario, forman parte de los recuerdos afectivos de mi adolescencia – como supongo que les pasará a muchos de los lectores- en aquellas visitas de estudiante o familiares; un museo que actualmente recibe 300.000 visitantes al año y que se posiciona como el más visitado de Gran Canaria. No hay turista que venga a la isla que no pise la Casa de Colón, que sigue guardando entre sus paredes, a pesar de los años, la atmósfera y el encanto de los lugares en los que parece que el tiempo se ha detenido.
Pero la Casa de Colón es algo más que un museo. Es un centro de investigación y estudio canario- americanista de referencia, promocionado desde 1955 por la edición de la revista científica Anuario de Estudios Atlánticos, a lo que hay que sumar, con carácter bianual, la celebración del Coloquio de Historia Canario-Americana a partir de 1976; puerta abierta al estudio y a la investigación para muchas generaciones de historiadores de prestigio entre los que podemos destacar a Don Antonio Rumeu de Armas, Don Francisco Morales Padrón o Don Antonio Betencourt Massieu, entre otros. Anuario y Coloquio serán dos exponentes no sólo de la labor de investigación y difusión que de Canarias y Gran Canaria se desarrollan tomando la Casa de Colón como referencia, sino de promoción exterior de una isla, Gran Canaria, y de todos los atractivos que ofrece al visitante, aun cuando se desplacen a ella por motivos profesionales.
También en sus inicios la Casa de Colón fue un catalizador para una nómina importante de jóvenes artistas, que pudieron exponer sus obras en un tiempo en el que no abundaban los espacios culturales proclives a exhibir el arte de vanguardia, cuando en otras partes del territorio nacional ya era una manifiesta realidad. Una vez más, la Casa de Colón, a falta de un Museo Provincial de Bellas Artes, custodiaba y conjugaba los fondos del Museo del Prado con la obra de vanguardia de nuestros valores locales, muchos de ellos hoy consagrados.
Más allá de la perspectiva histórica, en el 60 aniversario de la Casa de Colón me apetece abordar el devenir de un pasado tan brillante como austero de este icono cultural, en el sentido de que la dimensión de un espacio de estas características no puede, o no debe, estar suscrito única y exclusivamente al soporte institucional, en este caso el Cabildo de Gran Canaria, como tampoco puede ser en exclusiva achacar la responsabilidad de la buena o mala gestión a la valentía y el coraje de un equipo directivo en este caso dirigido por Doña Elena Acosta (y lo hago genérico al resto de los equipos de la red insular de museos) que saca hasta de donde no hay. Si la causa y la cosa pública es de todos, la corresponsabilidad también, y si como grancanarios y grancanarias es necesario que conozcamos, aumentemos, restauremos, conservemos y difundamos nuestra historia y nuestro patrimonio, en esa causa nos debemos encontrar todos, unos visitando los museos por primera o cuarta vez, y otros, los más pudientes, aportando como mecenas en la medida de sus posibilidades individuales y empresariales.
En este sentido, es necesario que la Administración Pública se replantee continuamente la función de los museos más allá de lo que supone un espacio expositivo, cultural y científico, para pensar en la plataforma natural de promoción que suponen aquellos visitantes que, al regresar a sus lugares de residencia, aconsejan visitar Gran Canaria sin olvidar sus museos. Ahora más que nunca se necesita que el Cabildo de Gran Canaria apueste por materializar el Organismo Autónomo de Museos, que nos permita a nosotros, la ciudadanía, disfrutar y a los museos avanzar en el sentido que la sociedad digital del siglo XXI exige, en gestión y promoción. La innovación no está reñida con la austeridad y siempre su inversión será rentable, como rentable es elevar el nivel cultural y educativo de los pueblos del que forma parte esta isla, nuestra isla, Gran Canaria.