El pasado 4 de marzo acogimos la celebración del pleno infantil que organiza Aldeas Infantiles SOS de España en el Parlamento de Canarias. Como siempre, alumnos y alumnas de colegios de ambas provincias, en este caso del San Fernando Guanarteme de Gáldar, en la isla de Gran Canaria, y del colegio Las Mantecas de La Cuesta, en Tenerife, hicieron de diputados y diputadas por un día, proponiendo una serie de compromisos, presentándolos, debatiéndolos y votándolos.
Se da el caso de que esta ha sido la primera ocasión en toda la historia nacional de los plenos infantiles de Aldeas Infantiles SOS en la que los niños y niñas ha podido utilizar el sistema electrónico de votación, el mismo que usamos en los plenos ordinarios.
Verlos ahí sentados, proponiendo compromisos, debatiéndolos, votando y llegando a acuerdos sobre esas cuestiones que tanto les preocupan, dibujó una sonrisa en nuestras caras durante todo el tiempo que estuvieron con nosotros. La pasión con la que les vi defender sus principios me indica que aquí hay mucho talento y que nuestra democracia tiene un futuro prometedor. Y cómo no, me hicieron recordar las sensaciones de los primeros plenos en los que participé en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, los nervios y la satisfacción de aquellos intensos momentos.
[blockquote size=»half» align=»right»]Cada sillón del hemiciclo no es solo un asiento, sino que representa a los miles de ciudadanos que nos han votado, que nos han dado su confianza para que saquemos adelante sus inquietudes.[/blockquote]
Como les dije durante la celebración del pleno, este tipo de iniciativas sirve para recordarnos a todas las personas que dedicamos nuestra vida a la política la gran obligación que hemos contraído con la ciudadanía. Cada sillón del hemiciclo no es solo un asiento, sino que representa a los miles de ciudadanos que nos han votado, que nos han dado su confianza para que saquemos adelante sus inquietudes. Cada vez que hablamos desde uno de esos sillones, hablamos por muchos ciudadanos y ciudadanas de Canarias que esperan de nosotros que resolvamos los problemas de nuestra comunidad autónoma, de nuestras familias, de la gente que peor lo está pasando.
Puede que, en un futuro, la ciudadanía decida que algunos o algunas de estos niños y niñas ocupen uno de estos sitios. Puede también que la vida los lleve por caminos distintos a la política. En cualquier caso, espero que recuerden siempre de lo que significan estos sillones, la responsabilidad que conllevan y toda la gente a la que representan. Honestidad, respeto y diálogo allá donde vayamos. Esa es la clave de un futuro mejor.