La crisis de Gobierno que está sufriendo el Cabildo Insular de Gran Canaria, como consecuencia de la decisión del Presidente de la institución, José Miguel Bravo de Laguna, de cesar a su propio Vicepresidente, Fernando Bañolas, tras pactar con el CNN la ruptura de la coalición con CC, está sirviendo de excusa al Presidente para hacer otra remodelación interna del Gobierno, esta vez en sus propias filas.
La remodelación efectuada en el día de ayer implica que hasta 6 consejeros y consejeras del PP se verían afectados por esta operación. Esta segunda remodelación provoca una crisis de la crisis, y demuestra con el espectáculo que vivimos la semana pasada, con la expulsión de CC y el sostenimiento del gobierno en la figura de un tránsfuga, lo que todos ya intuíamos, esto es, que no corren las aguas tranquilas en las filas del PP insular. Ya resulta llamativo que en la distribución de las responsabilidades de gobierno, tras la salida de CC del mismo, el Presidente le adjudique en el reparto al CCN las que antes ostentaban tres miembros de Gobierno. Por si no lo teníamos claro, éste es el coste del blindaje.
Esto demuestra el chantaje político al que se ha visto sometido el señor Bravo de Laguna, ante la amenaza del representante de Ignacio González en Gran Canaria de someterlo a una posible moción de censura. Chantaje al que ha cedido otorgando un poder impropio a un tránsfuga frente a los catorce consejeros que tiene su propia formación política. Ello demuestra que para el PP el transfugismo tiene premio.
Pero más llamativo resulta observar cómo, cumpliéndose los escasos cien primeros días de gobierno, se remodele éste en las responsabilidades de los consejeros del PP, con el alcance que se ha hecho. Esto confirma la crisis larvada que existía en el seno del propio Grupo del PP insular, dado que no se explica que en tan poco espacio de tiempo algunos consejeros o consejeras hayan sido despojados de responsabilidades en las que, a duras penas, se podían haber puesto al tanto.
Nos interesan, especialmente, las repercusiones que sobre los ciudadanos tendrán estas medidas, dado que los consejeros y consejeras que asuman las nuevas responsabilidades de gobierno (algunos han dejado áreas enteras para responsabilizarse de áreas totalmente nuevas) pueden hacerse con el mando de sus consejerías hasta que pasen unos meses, lo que repercutirá en la parálisis ‘de facto’ de la gestión del Gobierno.
Los grancanarios y grancanarias no pueden verse afectados por lo que ya es una evidente improvisación, una vez más, por parte de este Gobierno Insular. Esto puede ser entendible en los primeros 100 días de gobierno, pero ahora no pueden pedirle a los ciudadanos, ni a la oposición, que esperemos que se pongan al día de los asuntos que interesan a la ciudadanía, cuando la situación de desgobierno tiene como epicentro al mismo Presidente y sus temores a una moción de censura, a lo que ahora tenemos que sumar la desconfianza en su propio grupo de gobierno.