El pasado viernes teníamos la intención de defender en el Pleno una moción que ya habíamos registrado, pero no pudimos hacerlo por falta de tiempo, ya que se superaron las seis horas máximas que puede durar un Pleno y este miércoles sólo irán al Pleno Extraordinario los asuntos urgentes. A pesar de ello, no queríamos dejar de dar a conocer nuestra iniciativa, en la que solicitamos que se estudie la puesta en marcha, a la mayor brevedad posible, de un programa de erradicación intensiva de la especie invasora , conocida como “avispa asesina” o “lobo de las abejas”, que amenaza los colmenares de la abeja negra canaria.
Nuestros apicultores han constatado que una sola avispa asesina es capaz de capturar una media de diez abejas al día, lo que supone que trescientos ejemplares (los que han sido capturados por un solo apicultor) pueden potencialmente aniquilar unas tres mil abejas diarias.
Ya a finales del verano y principios del otoño de 2009 hizo saltar las alarmas de los apicultores teldenses que, a través de la Asociación Abeja Negra Canaria, solicitaron medidas para evitar que su presencia pudiera transformarse en plaga.
En 2011 ha sido detectada masivamente en zonas de las medianías del noroeste de Gran Canaria (El Inciensal y el Alamillo) y también en Telde y en Las Palmas de Gran Canaria (San Lorenzo), donde ha desaparecido la población de colmenas enteras, poniendo de manifiesto la magnitud del problema que está devastando los apiarios isleños y más concretamente sobre los de abeja negra canaria, a la que la avispa asesina dobla en tamaño y amenaza con su extinción.
En febrero de 2011 el Servicio de Extensión Agraria de nuestra Corporación, en coordinación con la Dirección General de Agricultura del Gobierno de Canarias, experimentó varias técnicas de control de este fenómeno en una gran duna de arena en la cantera de San Lorenzo donde se había localizado un avispero enorme: la aplicación de un producto plaguicida, una piretrina, cuyos efectos no fueron los deseados; la colocación de cebos con un atrayente ecológico especial para plagas, con el que tampoco se obtuvieron buenos resultados, y finalmente, un tratamiento de solarización, la cobertura con plásticos de la duna de arena para tratar de asfixiar a los individuos, con el que se consiguió una reducción significativa de la población de Philantus triangulum, aunque no su completa extinción.
Por todo ello, desde el Grupo Socialista en el Cabildo grancanario creemos que se debería iniciar con urgencia una investigación para detectar la cuantía y la extensión de los daños, y organizar la lucha contra esta amenaza de plaga, mediante un programa de erradicación con nuevas y más efectivas técnicas, para que no se extingan especies autóctonas tan vitales como la abeja negra canaria para la continuidad del ciclo biológico de nuestros ecosistemas.
La Philanthus triangulum es una avispa de tamaño no superior a los 10 milímetros en el caso del machos y de 12 a 18 milímetros en el de la hembra. Este himenóptero, de la familia de las Crabronidae, se distingue de otras avispas por las antenas, que son negras en toda su extensión y se ensanchan al final, y por su dedicación a la caza de abejas, conducta de la que le viene el sobrenombre de “lobo de las abejas” o “avispa asesina”.
La actividad de las avispas asesinas dura unos dos meses; a finales del verano decrece y poco después mueren. Serán las pupas enterradas en la arena las que perpetúen la especie, despertando de su letargo invernal en julio del verano siguiente y trabajando a plena actividad en los días soleados y secos. Habita en parajes secos y cálidos del sur de la península ibérica y el norte de África.
Aunque algunos naturalistas consideran que es una especie en regresión, la Philanthus triangulum se ha introducido y extendido por Gran Canaria desde hace algunos años, asentándose en zonas de brezal, en las proximidades de las colmenas, donde aprovecha la existencia de terrenos fáciles de excavar para fijar allí sus enjambres.