Ayer se celebró la Mesa de Contratación del Instituto Insular de Deportes. Voté en contra de la adjudicación definitiva para acercar las gradas al campo del Estadio de Gran Canaria. Argumenté el rechazo a la obra en cuestión, porque, como en reiteradas ocasiones hemos manifestado los socialistas en el Cabildo de Gran Canaria, acercar las gradas al campo del Estadio no es una prioridad para la isla de Gran Canaria.
Además, como constará en el acta de la Mesa de Contratación, puse de manifiesto algunas cuestiones significativas. En primer lugar, puse de relieve que la empresa ganadora del concurso, ZIMA Desarrollos Integrales, presenta como aspecto significativo de lo que será su proyecto para acercar las gradas la utilización de hormigón armado. Sin embargo, en la primera fase de la adjudicación del concurso, la empresa que obtuvo la mayor puntuación, en base a la memoria presentada, fue una empresa que no utilizaba este material.
El resultado cierto de esta adjudicación es que, como reconoce el propio Consejero de Deportes, no sabemos a cuánto va a ascender el coste real de la obra y tampoco sabemos si la utilización del hormigón armado podría o no llevar consigo la depresión del campo y si las condiciones del terreno lo permitirían.
Las palabras del Consejero de Deportes han sido poco afortunadas al poner como ejemplo Anoeta, que cuesta 62,5 millones de euros. ¿Cuál es el precio real para acercar las gradas de nuestro Estadio de Gran Canaria? ¿Está dispuesta la sociedad canaria a gastarse millones de euros en acercar unas pistas? Seguimos creyendo que no es necesario, y que Gran Canaria tiene otras prioridades en estos momentos.