Pensar, a veces, nos lleva tiempo y «pensar sin pausa» está reservado para mentes brillantes que en ocasiones tenemos el privilegio de encontrar. Una de esas personas que reúne las cualidades apuntadas es Ángel Gabilondo. Confieso mi admiración por este tipo afable, inteligente y comprometido que te saluda con un encanto y un despliegue de buenas sensaciones.
Ayer tuve la ocasión de volver a encontrarme con él. Fue un encuentro fugaz, pero cariñoso, como siempre. Hoy les invito a dar «El Salto del Ángel», y leer las reflexiones que nos deja Ángel en su blog, «un espacio de reflexión, de pensamiento sobre la dimensión social y política de los asuntos públicos, sobre la educación». Les aseguro que merece la pena.