Ha sido la noticia de una traición anunciada. Ayer el grupo de gobierno convocó, con tan sólo 3 horas de reacción a la oposición, y, además, sin entregar los informes pertinentes -que luego se iban a debatir y votar, con un tiempo razonable para al menos su lectura- un pleno urgente, extraordinario, para celebrar, por así decirlo, el abrazo del PP al fraude electoral. La decisión que el PP trajo ayer al pleno ha sido la clara evidencia de que no es el Señor Presidente quien gobierna en esta Institución.
Ayer, después de que se celebrara la rueda de prensa del Presidente de su partido en Canarias (por la mañana), el Señor Bravo convocó con alevosía, sin nocturnidad, pero casi y ensañamiento, un pleno de dudosa legalidad para hacer pública la primera crisis de su gobierno.
El Señor Presidente ha tenido tanto pánico a perder su poltrona, que ha decido censurar a su propio gobierno y dejar patente el balance de sus 100 primeros días. Pasará a la historia de este Cabildo como el Presidente al que menos le ha durado su gobierno.
El Presidente ha decidido sustentar su gobierno con una persona cuyo partido político no se presentó a las elecciones. Que, por tanto, no tiene el respaldo de los ciudadanos y que no es representativo.
Ahora sí es cierto que tiene el Presidente una dependencia absoluta, de un partido escasamente organizado en Gran Canaria y que, además, si ahora ha pedido lo que ha pedido -la Vicepresidencia I y una Consejería no electa- ¿qué no pedirán en el futuro?
Lo cierto es que se va a modificar el Reglamento del Cabildo de Gran Canaria, no en interés de la isla, no en interés de la Corporación, sino en interés de uno. El Señor Presidente ha modificado las reglas de juego democráticas de esta Institución. Y ahora podemos decir que las fuerzas que no estamos en el gobierno sumamos más votos que los que sí están en el gobierno.
Conocemos a quien ha estado intentando quemar Canarias. Al Presidente no lo conocíamos en esa faceta, pero hemos tardado poco en descubrirla. Estamos ante el retorno de la peor calidad democrática en Gran Canaria, volvemos a las malas prácticas y vienen de la mano de quien menos se esperaba.
Y si no, echemos la vista atrás. Hace una semana, el Presidente manifestó que el pacto era estable o durarero. Sin embargo, ayer dijo que había desconfianza. Éste está siendo el Gobierno de la improvisación y de la contradicción.