Decía la escritora y cineasta Susan Sontag que «la fotografía es, antes que nada, una manera de mirar». Esos instantes inmortalizados con la cámara nos dan acceso no solo a un momento que ya pasó, un recuerdo o un eslabón de la historia congelado en el tiempo, sino que nos permiten hacerlo a través de los ojos del fotógrafo, de su particular mirada. La lente no es nada sin la persona que la empuña, que la dirige y que registra para la posteridad un encuadre único e irrepetible.
El martes pasado inauguramos en el Parlamento de Canarias la exposición ‘Gráficas de una vida parlamentaria’, del fotoperiodista y Premio Canarias de Comunicación Trino Garriga Abreu. Claro exponente de la reflexión hecha por Sontag, nuestro querido Trino ha vivido el parlamentarismo canario desde dentro y ha logrado plasmar, a lo largo de tres décadas de trabajo en la Cámara, las constantes vitales de esta institución.
Entre debates, leyes, preguntas, respuestas, actos, reuniones y votaciones, Garriga ha registrado algunos de esos momentos que terminan recordándose justamente porque el fotógrafo estaba allí, porque al cabo del tiempo, cuando los revelados son rescatados de los archivos y de las carpetas, la memoria nos sitúa en el momento justo o nos devuelve la imagen que, de esa forma, no se ha evaporado ni se ha perdido a través de los tiempos.
[blockquote size=»third» align=»left» ]Al cabo del tiempo, cuando los revelados son rescatados de los archivos y de las carpetas, la memoria nos sitúa en el momento justo o nos devuelve la imagen que, de esa forma, no se ha evaporado ni se ha perdido a través de los tiempos.[/blockquote]
Dije en la inauguración que él ha sido casi un parlamentario más, pero lo cierto es que va más allá de eso. Testigo privilegiado de tantos episodios de la política autonómica, Garriga ha visto sentarse a varias generaciones de diputados y diputadas en los escaños, apostado con su cámara en los rincones del Parlamento, legislatura tras legislatura, para ilustrar una parte esencial de la historia de Canarias. Muchos de nosotros y nosotras hemos pasado, pero él permanece.
Las fotos que exponemos estos días en el Parlamento son las imágenes de una parte de su andadura, labrada aquí y en Venezuela, donde acreditó su profesionalidad como reportero intrépido y como veterano que sabía no solo hacia donde dirigir el disparador, sino hacerlo en el momento preciso. Parece una exageración, pero no lo es: la simpleza de la concepción de su fotografía se hace arte. Eso es amor por la obra bien hecha y destreza en saber captar cada momento, cada situación, cada gesto.
Hablar con él y contemplar su obra, fruto de una mirada cargada de personalidad y sencillez, nos permite hoy alzar los ojos y recuperar a tantas personas, momentos y sensaciones que marcaron la vida política y parlamentaria en nuestra comunidad autónoma. Trino hizo su labor con el buen ánimo que lo caracteriza, tratando a los políticos con ese aire de respeto y amabilidad que destila, moviéndose por el salón de plenos y los pasillos como si estuviera donde realmente siempre se ha encontrado: en su casa.
Estos días, en la sala de exposiciones del Parlamento, contamos con parte de su inmenso trabajo, una selección esmerada de entre los miles de negativos que atesora y que, como acierta a apuntar la escritora Isabel Allende, lejos de engañar al tiempo testimonian los instantes que se han ido para no volver. Les invito a visitar esta muestra, un homenaje y un reconocimiento por parte de todas las personas que hemos estado sometidas a los objetivos de su cámara; pero sobre todo, un tributo sincero a la figura de Trino Garriga Abreu, el notario gráfico del Parlamento de Canarias.