Era un domingo festivo. Madrid y Los Gofiones presagiaban un día de emociones, de buena música y de amistad. Y así fue. La Casa de Canarias acogió a los canarios y canarias que a ella iban llegando, dispuestos a pasar un buen rato y disfrutar con Los Gofiones. Sonaron isas, folías y se formó, como es de costumbre en ellos, una buena parranda.
Y así nos despedimos hasta el día siguiente en el Teatro Apolo, en el que Los Gofiones volvían a actuar en Madrid con motivo de su 50 aniversario. Y a las pocas horas llegó la noticia: Quique Núñez, un gofión de toda la vida, se había ido. Había emprendido ese viaje al que nunca queremos ir, pero al que todos acabaremos llegando. Fue un jarro de agua fría, un nuevo mazazo a la familia gofiona.
Siempre recordaré de Quique su sonrisa, su buen hacer y su bonhomía. Tus compañeros están tristes, sus caras lo dicen todo. Te van a echar mucho de menos, sobre los escenarios y en la trastienda, pero sobre todo en el día a día.
Descansa en Paz amigo. Hasta siempre.