Tenemos que ser capaces de generar ilusiones colectivas articulando un compromiso social que anteponga el nosotros al yo. Es posible soñar que podemos construir esperanza. La esperanza es ambiciosa y el futuro hay que ganarlo desde el presente. Hay que abandonar la cultura de lo fácil por la cultura del sacrifico, del talento y la creación. Y existe una cultura que lo engloba todo: la del compromiso.